viernes, 13 de abril de 2012

FUMAR ES UNA GRAN COSA... PARA MORIR RAPIDO.

EXISTE abundante documentación acerca de las consecuencias del
tabaco sobre la salud. En este informe no se pretende repetir con detalle esta
información sino, simplemente, resumir las pruebas concluyentes que existen
al respecto. La sección se divide en dos partes; la primera consiste en una breve
discusión sobre la adicción a la nicotina y la segunda, en una descripción de la
magnitud de la enfermedad atribuible al tabaco.
La naturaleza adictiva del consumo de tabaco
El tabaco contiene nicotina, una sustancia reconocida como adictiva por las
organizaciones médicas internacionales. La dependencia del tabaco se enumera en la Clasificación Internacional de Enfermedades. La nicotina cumple todos
los criterios fundamentales de las definiciones de adicción o de dependencia,
como son su consumo compulsivo pese al deseo y a los repetidos intentos de
dejar de fumar, los efectos psicoactivos debidos a la acción de la sustancia en el
encéfalo y el comportamiento motivado por los efectos “de refuerzo” de la sustancia psicoactiva. Los cigarrillos, a diferencia de tabaco mascado, hacen posible que la nicotina alcance rápidamente el cerebro, tan solo pocos segundos
después de inhalar el humo, de manera que el fumador puede regular la dosis
inhalación tras inhalación.
La adicción a la nicotina puede establecerse con gran rapidez. En los adolescentes jóvenes que empezaron a fumar recientemente, las concentraciones  salivales de cotinina, un producto de la degradación de la nicotina, ascienden de
forma progresiva a lo largo del tiempo, hasta alcanzar los niveles característicos
de los fumadores estabilizados (Figura 2.1). Los niveles medios de nicotina
inhalados bastan para ejercer el efecto farmacológico y para reforzar el deseo
de fumar. Sin  embargo, muchos fumadores jóvenes subestiman  el riesgo de
convertirse en adictos. Entre la mitad y las tres cuartas partes de los fumadores
jóvenes de los Estados Unidos afirman haber tratado de dejar de fumar al menos una vez y haber fracasado en el intento. Las encuestas efectuadas en los
países de ingreso alto indican que una proporción sustancial de fumadores de
incluso tan solo 16 años lamentan su hábito de fumar pero se sienten incapaces
de abandonarlo.
Naturalmente, es posible abstenerse de manera permanente, al igual que
sucede con otras sustancias adictivas. Sin embargo, sin intervenciones que ayuden a dejar de fumar, las tasas individuales de éxito son bajas. Las investigaciones más recientes llegan a la conclusión de que, del total de fumadores habituales
que intentan dejar de fumar sin ayuda, el 98% reiniciarán el consumo de tabaco
en el año siguiente


La carga de la enfermedad
Se prevé que, en el año 2000, el tabaco causará la muerte de alrededor de 4
millones de personas en todo el mundo. De hecho, ya es el responsable de 1 de
cada 10 muertes de personas adultas y se cree que en el año 2030 la cifra llegará
a 1 de cada 6, lo que equivale a 10 millones de defunciones anuales, más que las
producidas por ninguna otra causa y más que el conjunto previsto de muertes
por neumonía, enfermedades diarreicas, tuberculosis y complicaciones obsté-
tricas en ese año. Si las tendencias actuales se mantienen, alrededor de 500
millones de personas hoy vivas morirán a causa del tabaco, la mitad de ellas
durante su madurez productiva, con una pérdida individual de 20 a 25 años
de vida.
Las muertes relacionadas con el tabaco, que en el pasado se limitaban en
gran medida a los varones de los países de ingreso alto, se están extendiendo en
la actualidad a las mujeres de estas naciones y a los varones de todo el mundo
(Cuadro 2.1). Así como en los años noventa 2 de cada 3 muertes relacionadas
con el tabaco se producían en países de ingreso alto o en los antiguos estados
socialistas de Europa Oriental y Asia Central, en el 2030, 7 de cada 10 ocurrirán
en las naciones de ingreso medio y bajo. De los 500 millones de defunciones
previsibles en las personas hoy vivas, alrededor de 100 millones afectarán a
varones chinos.
Largo intervalo entre la exposición y la enfermedad
Sin embargo, excepto en los países con mayores niveles de ingreso, todavía no
se tiene conciencia de la carga de muerte e incapacidad debida al hábito de
fumar, lo que se explica porque las enfermedades causadas por este hábito suelen tardar varios decenios en desarrollarse. Aun cuando el hábito de fumar se
encuentre muy extendido en la población, el daño sanitario puede no ser aún
visible. Este aspecto resulta evidente cuando se estudian las tendencias del cáncer de pulmón observadas en los Estados Unidos. Así, mientras que el crecimiento más rápido del consumo de cigarrillos en los Estados Unidos tuvo lugar
entre 1915 y 1950, las tasas de cáncer de pulmón no comenzaron a elevarse
progresivamente hasta alrededor de 1945. Las tasas de enfermedad normalizadas para la edad se triplicaron entre los decenios de 1930 y 1950, pero a partir
de 1955 experimentaron un ascenso mucho más rápido; en los años ochenta, las
tasas fueron 11 veces mayores que las correspondientes a 1940.
En la China actual, donde vive la cuarta parte de todos los fumadores del
mundo, el consumo de cigarrillos es hoy tan alto como lo fue en los Estados
Unidos en 1950, cuando las tasas de consumo per cápita alcanzaron su valor
máximo. En aquellos años, la epidemia de tabaquismo fue la responsable del
12% de las defunciones de personas en edades maduras de la vida de los Estados
Unidos. Cuarenta años después, cuando el consumo de cigarrillos estaba ya en
declive en los Estados Unidos, el tabaco seguía siendo responsable de alrededor
de la tercera parte de todas las muertes de personas de edad madura del país. Hoy
día, como llamativo eco de la experiencia estadounidense, se calcula que el tabaco es el responsable de alrededor del 12% de las muertes de los varones de edad
madura de la China. Los investigadores prevén que, tras unos pocos decenios, la
proporción ascienda hasta representar 1 de cada 3 muertes, al igual que sucedió
en los Estados Unidos. Por el contrario, el consumo de cigarrillos no creció de
manera apreciable entre las mujeres jóvenes chinas durante los dos últimos decenios y casi todas las mujeres fumadoras son mayores. Por tanto, si persisten los
patrones actuales de consumo de tabaco, las muertes de la población femenina
china atribuibles a esta sustancia podrían disminuir de hecho, en comparación
con la tasa actual de alrededor del 2% del total hasta menos del 1%.
Incluso en los países de ingreso alto, cuyas poblaciones estuvieron expuestas al tabaco durante muchos decenios, transcurrieron al menos 40 años
antes de que surgiera claramente el cuadro de las enfermedades relacionadas
con su consumo. Los investigadores calculan el exceso de riesgo de muerte en
los fumadores mediante estudios prospectivos en los que se comparan las evoluciones finales de la salud de fumadores y no fumadores. Después de 20 años
de seguimiento, a comienzos del decenio de 1970 los investigadores creían que
el riesgo de muerte por consumo de tabaco de los fumadores era de 1 por cada
4, pero ahora que disponen de más datos consideran que el riesgo es de 1 de
cada 2.
¿Cómo mata el tabaco?
En los países de ingreso alto, los estudios prospectivos realizados a largo plazo
como, por ejemplo, el Estudio de Prevención del Segundo Cáncer, de la Asociación Estadounidense contra el Cáncer, en el que se hizo el seguimiento de más
de 1 millón de adultos estadounidenses, proporcionan datos concluyentes acerca de la forma en que el tabaco mata. Los fumadores de los Estados Unidos
tienen 20 veces más probabilidades de morir de cáncer de pulmón a edades
maduras y 3 veces más probabilidades que los no fumadores de morir a estas
mismas edades por enfermedades vasculares, a causa de procesos tales como
ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y otras enfermedades de arterias y venas. Dada la frecuencia de la cardiopatía isquémica en los países de
ingreso alto, el exceso de riesgo de los fumadores supone un número muy grande de muertes, por lo que las enfermedades cardíacas son hoy la causa de muerte más común relacionada con el tabaco de dichos países. El tabaco es también
la primera causa de bronquitis crónica y de enfisema, y se asocia con cánceres
de varios otros órganos como la vejiga, el riñón, la laringe, la boca, el páncreas
y el estómago.
El riesgo que corre una persona de desarrollar cáncer de pulmón depende
más de la duración de su hábito de fumar que del número de cigarrillos diarios
consumidos. Dicho de otra forma, un aumento de 3 veces de la duración del
hábito de fumar se asocia con un riesgo 100 veces mayor de sufrir un cáncer de
pulmón, mientras que un aumento de 3 veces en el número de cigarrillos diarios
consumidos se asocia solo a un aumento de 3 veces del riesgo de desarrollar
cáncer de pulmón. Así pues, las personas que corren mayores riesgos son las
que comienzan a fumar durante la adolescencia y continúan fumando después.
Desde hace algunos años, los fabricantes comercializan ciertas marcas de
cigarrillos como “bajos en alquitrán” y “bajos en nicotina”, modificación que
muchos fumadores creen hace que el fumar sea menos peligroso. Sin embargo,
la diferencia entre el riesgo de muerte prematura de los fumadores que consumen marcas bajas en alquitrán o en nicotina y el de los que consumen cigarrillos normales es mucho menor que la diferencia de riesgo observada entre no
fumadores y fumadores.
La epidemia varía según los lugares y según el momento
Como la mayoría de los estudios a largo plazo se hicieron en los países de
ingreso alto, son pocos los datos disponibles acerca de los efectos sanitarios del
tabaco en otras naciones. No obstante, extensos estudios efectuados recientemente en la China y los estudios que se están realizando en la India indican que,
aunque los riesgos globales del consumo persistente de tabaco son aproximadamente de la misma magnitud que en los países de ingreso alto como los Estados
Unidos y el Reino Unido, el patrón de enfermedades asociadas al tabaco en
esas naciones es sustancialmente distinto. Los datos recogidos en la China indican que las muertes por cardiopatía isquémica constituyen una proporción mucho menor del número total de muertes causadas por el tabaco que en los países
occidentales, mientras que las enfermedades respiratorias y los cánceres son
los que contribuyen en mayor medida a la mortalidad. Es de destacar que la tuberculosis se encuentra implicada en una minoría significativa de ellas. En
otras poblaciones podrían surgir otras diferencias; por ejemplo, en el Asia Meridional el patrón podría verse afectado por la elevada prevalencia subyacente
de enfermedades cardiovasculares. Estos resultados subrayan la importancia de
la vigilancia epidemiológica en todas las regiones. No obstante, a pesar de los
distintos patrones de enfermedades relacionadas con el tabaco, parece que la
proporción global de personas que acabarán siendo víctimas del consumo persistente de cigarrillos se sitúa, en general, en una de cada dos personas en muchas poblaciones.
El tabaco y las deficientes condiciones sanitarias
de los pobres
Al   i g u a l   q u e   e l   c o n s umo   d e   t a b a c o   s e   a s o c i a   a   l a   p o b r e z a   y   a   u n   n i v e l
socioeconómico bajo, lo mismo sucede con sus efectos nocivos para la salud.
Los análisis efectuados para este informe revelan el impacto del consumo de
tabaco en la supervivencia de los varones de distintos grupos socioeconómicos
(medidos según ingreso, clase social o nivel educativo) en cuatro países en los
que la epidemia de tabaco alcanzó la madurez: Canadá, Polonia, el Reino Unido y los Estados Unidos.
En 1996, el riesgo de los varones polacos de educación universitaria de
morir en la edad madura de la vida fue del 26%. En los varones con educación
primaria, este riesgo ascendió al 52%, es decir, al doble. Al analizar la proporción de muertes debidas al tabaco en cada uno de estos grupos, los investigadores calcularon que el hábito de fumar fue el responsable de alrededor de las dos
terceras partes del exceso de riesgo en el grupo de personas que solo recibieron
educación primaria. En otras palabras, si se erradicara el hábito de fumar, la
diferencia de supervivencia de estos dos grupos se reduciría en forma notable.
El riesgo de morir en edades maduras debería descender al 28% en los varones
con niveles de educación primaria y al 20% en los que llegaron a la educación
universitaria (Figura 2.2). Los resultados obtenidos en los otros países incluidos en el estudio fueron similares, lo que indica que el tabaco es el responsable
de más de la mitad de las diferencias de mortalidad existentes entre los varones
adultos de mayor y menor nivel socioeconómico de los países antes mencionados. El tabaco contribuye también, y en gran medida, a ampliar la diferencia de
supervivencia en relación con el tiempo entre los varones pudientes y los
desfavorecidos de dichos países




Los riesgos del fumador pasivo
Los fumadores no solo influyen sobre su propia salud sino también en la de los
que los rodean. Las mujeres que fuman durante el embarazo tienen mayores probabilidades de perder al feto por aborto espontáneo. En los países de ingreso
alto, los hijos de madres fumadoras tienen muchas más probabilidades de nacer
con peso bajo que los hijos de madres no fumadoras, y su probabilidad de morir
durante la lactancia es un 35% mayor que la de estos últimos. También se enfrentan a mayores riesgos de enfermedad respiratoria. Investigaciones recientes
demuestran que en la orina de los recién nacidos hijos de madres fumadoras se
encuentra un carcinógeno que solo existe en el humo del tabaco.
El consumo de cigarrillos es el responsable de gran parte de los problemas de salud de los niños nacidos de madres pobres. Entre las mujeres estadounidenses blancas se observó que el tabaco es, por sí solo, el responsable del
63% de la diferencia del peso al nacer de los hijos de madres con educación
universitaria y de los nacidos de madres que solo terminaron, como máximo, la
escuela secundaria.
Los adultos expuestos en forma crónica al humo del tabaco ajeno también
se enfrentan a riesgos, pequeños pero reales, de cáncer de pulmón y a riesgos más
altos de enfermedad cardiovascular, mientras que los hijos de los fumadores sufren diversos tipos de problemas de salud y limitaciones funcionales.
Los hijos y  cónyuges  de los fumadores forman parte del grupo de no
fumadores expuestos al humo, sobre todo en el interior de sus propios hogares.
Además, un número sustancial de no fumadores trabaja junto a fumadores o en ambientes de fumadores, por lo que, a largo plazo, su exposición al humo del
tabaco llega a ser significativa.
Dejar de fumar es útil
Cuanto antes se inicie el hábito de fumar, mayor será el riesgo de sufrir enfermedades discapacitantes. En los países de ingreso alto en los que se dispone de
datos a largo plazo, los investigadores llegaron a la conclusión de que los fumadores que comienzan pronto y que fuman regularmente tienen muchas más probabilidades de desarrollar cáncer de pulmón que los fumadores que abandonan
el hábito cuando aún son jóvenes. En el Reino Unido la supervivencia de los
médicos varones que dejaron de fumar antes de los 35 años fue prácticamente
igual a la de los que nunca habían fumado. Los que dejaron de fumar entre los
35 y 44 años también obtuvieron beneficios sustanciales a este respecto y asimismo resulta beneficioso dejar de fumar a edades más avanzadas.



No dejes que este pequeño enemigo destruya tu vida

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