La osteoporosis es una disminución
progresiva de la masa ósea, que hace que los huesos se vuelvan
más frágiles y propensos a las fracturas.
Los minerales como el calcio y el fósforo
dan solidez y densidad a los huesos. El organismo requiere un suministro
adecuado de calcio y otros minerales para mantener la densidad de los
huesos. Debe, además, producir las cantidades convenientes de
hormonas como la paratiroidea, la del crecimiento, la calcitonina, los
estrógenos en las mujeres y la testosterona en los varones.
También necesita un aporte adecuado de vita-mina
D para absorber el calcio de los alimentos e incorporarlo a los huesos.
Éstos aumentan su densidad hasta alcanzar su valor máximo
alrededor de los 30 años de edad. A partir de entonces, la densidad
disminuye lentamente.
Cuando el organismo no es capaz de regular el contenido
mineral de los huesos, éstos pierden densidad y se vuelven más
frágiles, provocando osteoporosis.
Tipos de osteoporosis
Osteoporosis |
Existen distintos tipos
de osteoporosis.
La causa de la osteoporosis posmenopáusica
es la falta de estrógenos, la principal hormona femenina que
ayuda a regular el aporte de calcio a los huesos.
En general, los síntomas aparecen en mujeres
de 51 a 75 años de edad; no obstante pueden empezar antes o después
de esas edades. No todas las mujeres tienen el mismo riesgo de desarrollar
una osteoporosis posmenopáusica (las mujeres de las etnias blanca
y oriental son más propensas a esta enfermedad que las mujeres
de etnia negra).
La osteoporosis senil es el resultado de una deficiencia
de calcio relacionada con la edad y de un desequilibrio entre la velocidad
de degradación y de regeneración ósea.
“Senil” significa que se manifiesta
en personas de edad avanzada. Afecta, por lo general, a mayores de 70
años y es dos veces más frecuente en las mujeres que en
los varones. Las mujeres, con frecuencia, sufren ambas formas de osteoporosis,
la senil y la posmenopáusica.
Menos del 5 por ciento de las personas que padecen
osteoporosis sufre una osteoporosis secundaria (inducida por otros trastornos
de salud o por fármacos). Puede ser consecuencia de ciertas enfermedades,
como la insuficiencia renal crónica y ciertos trastornos hormonales
(especialmente del tiroides, las paratiroides o las suprarrenales) o
de la administración de ciertos fármacos, como corticosteroides,
barbitúricos, anticonvulsivantes y cantidades excesivas de hormona
tiroidea. El consumo excesivo de alcohol y tabaco agrava la afección.
La osteoporosis juvenil idiopática es una
enfermedad poco frecuente, de causa desconocida. Aparece en niños
y adultos jóvenes, sin trastornos hormonales ni carencias de
vitaminas, y que no presentan ninguna razón obvia para tener
huesos débiles.
Vértebras |
Síntomas
La osteoporosis no produce síntomas
en un primer momento debido a la lenta disminución de la densidad
ósea, especialmente entre los afectados por la osteoporosis senil.
Otras personas nunca tienen síntomas. Aparecen
dolor y deformaciones cuando la reducción de la densidad ósea
es tan importante que los huesos se aplastan o fracturan. El dolor crónico
de espalda puede aparecer por el aplastamiento de las vértebras
(fracturas por aplastamiento vertebral). Las vértebras debilitadas
pueden romperse de forma espontánea o como consecuencia de un
pequeño golpe. Por lo general, el dolor empieza de manera súbita,
se localiza en una zona determinada de la espalda y empeora al estar
de pie o al andar. Puede aparecer dolor al tacto y, habitualmente, el
dolor desaparece de forma gradual al cabo de unas semanas o meses. Si
se fracturan varias vértebras, puede producirse una curvatura
anormal de la columna vertebral (joroba), causando distensión
muscular y dolor.
Se pueden fracturar otros huesos, con frecuencia
a causa de una sobrecarga leve o de una caída, siendo la fractura
de cadera una de las más graves y una de las causas principales
de invalidez y pérdida de autonomía en personas de edad
avanzada. También es frecuente la fractura de uno de los huesos
del brazo (el radio) en el punto de articulación con la muñeca
(fractura de Colles). Además, las fracturas tienden a curarse
lentamente en individuos que sufren osteoporosis.
Diagnóstico
En caso de fractura, el diagnóstico
de osteoporosis se basa en una combinación de síntomas,
examen físico y radiografías de los huesos; pueden necesitarse
pruebas complementarias para descartar enfermedades curables que puedan
provocar osteoporosis.
La osteoporosis se puede diagnosticar antes de que
se produzca una fractura mediante pruebas que miden la densidad de los
huesos. La más precisa de estas pruebas es la absorciometría
de rayos X de energía doble (densitometría ósea).
Este examen es indoloro, no presenta ningún riesgo y tiene una
duración de 5 a 15 minutos.
Es útil para las mujeres con alto riesgo
de osteoporosis y aquellas en quienes el diagnóstico es incierto,
o para valorar con precisión los resultados del tratamiento.
Prevención y
tratamiento
La prevención de la osteoporosis es
más eficaz que su tratamiento y consiste en mantener o aumentar
la densidad ósea mediante el consumo de una cantidad adecuada
de calcio, la práctica de ejercicios en los que se debe soportar
el peso corporal y, en algunos casos, la administración de fármacos.
El consumo de una cantidad adecuada de calcio es
eficaz, sobre todo antes de alcanzar la máxima densidad ósea
(alrededor de los 30 años), pero también después
de esa edad. Beber dos vasos de leche al día (alimento rico en
calcio) y tomar un suplemento de vitamina D ayuda a aumentar la densidad
ósea en mujeres sanas de mediana edad que no han recibido la
cantidad suficiente de estos nutrientes. Sin embargo, la mayoría
de las mujeres necesita tomar comprimidos de calcio. Existen muchas
preparaciones distintas; algunas incluyen vitamina D suplementaria.
Se recomienda tomar alrededor de 1,5 gramos de calcio al día.
Los ejercicios que implican soportar el peso corporal,
como andar y subir escaleras, aumentan la densidad ósea. Por
el contrario, los ejercicios como la natación, en los que no
se soporta el propio peso, no parecen aumentar la densidad.
Los estrógenos ayudan a mantener la densidad
ósea en las mujeres, y se suelen administrar junto con progesterona.
La terapia de sustitución de estrógenos
es más eficaz si se comienza dentro de los 4 a 6 años
primeros después de la menopausia; sin embargo, puede retrasar
la pérdida ósea y reducir el riesgo de fracturas aunque
se inicie más tarde. Las decisiones acerca del uso de la terapia
de sustitución de estrógenos después de la menopausia
son complejas, dado que el tratamiento puede conllevar riesgos y efectos
secundarios. Hay un nuevo fármaco semejante a los estrógenos
(raloxifeno), que, si bien puede ser menos eficaz que los estrógenos
para prevenir la pérdida ósea, carece de los efectos secundarios
característicos de éstos sobre las mamas y el útero.
En cambio, los bisfosfonatos, como el alendronato
(véase más adelante), pueden administrarse solos o en
combinación con la terapia de sustitución hormonal para
prevenir la osteoporosis.
El objetivo del tratamiento es aumentar la densidad
ósea. Todas las mujeres, sobre todo las que padecen osteoporosis,
deberían tomar suplementos de calcio y vitamina D.
Las mujeres posmenopáusicas que presentan
formas más graves de osteoporosis pueden también tomar
estrógenos (por lo general, combinados con progesterona) o alendronato,
que pueden retrasar e incluso detener la progresión de la enfermedad.
Los bisfosfonatos también son útiles
en el tratamiento de la osteoporosis. El alendronato reduce la velocidad
de resorción ósea en mujeres posmenopáusicas, aumentando
la masa ósea en la columna vertebral y las caderas, y reduciendo
la incidencia de fracturas. No obstante, para asegurar la correcta absorción
del alendronato, éste se debe tomar inmediatamente después
de levantarse junto con un vaso de agua y no se debe ingerir comida
o bebida durante los siguientes 30 minutos.
Considerando que el alendronato irrita el revestimiento
del tracto gastrointestinal superior, la persona no debe acostarse al
menos durante los 30 minutos siguientes a la ingestión de la
dosis y hasta que no ingiera algún alimento. Las personas que
tienen dificultades para la deglución o ciertos trastornos del
esófago o estómago, no deben tomar este fármaco.
Algunas autoridades sanitarias recomiendan calcitonina,
particularmente a personas que sufren fracturas dolorosas de las vértebras.
Este fármaco puede ser administrado mediante inyecciones o en
forma de pulverizador nasal.
Aunque los suplementos de fluoruros pueden aumentar
la densidad ósea, el hueso resultante podría ser anormal
y frágil, por lo que su administración no es recomendada.
Se están investigando nuevas formas de fluoruro, que no produzcan
reacciones adversas sobre la calidad de los huesos.
Se administran calcio y suplementos de vitamina
D a los varones que padecen osteoporosis, especialmente cuando las pruebas
muestran que su organismo no absorbe las cantidades de calcio adecuadas.
Los estrógenos no son eficaces en varones, pero sí la
testosterona, en caso de que el valor de ésta sea bajo.
Se deben tratar las fracturas que aparecen como
resultado de la osteoporosis. Por lo general, en caso de fracturas de
cadera, se sustituye toda la cadera o una parte de ella. Una muñeca
fracturada se escayola o se emplaza quirúrgicamente. Cuando las
vértebras se rompen y causan un dolor de espalda intenso, se
usan soportes ortopédicos, analgésicos y fisioterapia;
sin embargo, el dolor persiste durante mucho tiempo.
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